Carlos Coronel

Pinceles al servicio de las plumas

Carlos Coronel me ha invitado por segunda vez a elaborar un texto para una exposición de su obra pictórica (la primera vez fue en 1980), y no puedo hacerlo sin acordarme de su mamá, María Teresa Hernández, de sus hermanos Rafael y Fausto y de su hermana María Teresa La Gemela, en la casa de su grupo familiar de la cual, durante toda la década de los años 70s del siglo pasado, fuimos vecinos calle de por medio en el barrio El Liceo de Popayán. Y no puedo olvidar que hubo por lo menos un año en el que, indefectible y periódicamente, nos juntábamos las dos familias a llorar de balcón a balcón, conmovidos por las gases lacrimógenos  que esos días formaban parte del paisaje de las movilizaciones de Primera Línea de la época y de la correspondiente respuesta policial.

Carlos, al igual que su padre, es oriundo del Ecuador, lo cual quiere decir que al venirse con su familia a Popayán, no dejó de ser parte de esa geo-bio-región continua que conforman el Cauca, Nariño y ese país, que son territorios de cordilleras volcánicas, de costas, de valles subxerofíticos, de selvas exuberantes y de múltiples expresiones de la biodiversidad, que incluyen la étnica y la cultural.

No en vano esa geo-bio-región ha atraído a lo largo de la historia a tantos exploradores, entre los más destacados Jose Celestino Mutis y Alexander von Humboldt, con quienes nuestro Francisco José de Caldas (abogado como Carlos y científico autodidacta) la recorrió: con Mutis como integrante de la Expedición Botánica que el gaditano dirigió; y con Humboldt, entre otras expediciones, como compañero de viaje por los volcanes del Sur. Estos tres sabios eran además de científicos, diestros practicantes de esa expresión del arte que era en esa época la cartografía, conjuntamente con la ilustración de los paisajes que iban recorriendo y de los seres vivos que encontraban allí y que no podían plasmar mediante la fotografía, que para esa época todavía no había sido inventada.

A la lista hay que sumar a Agustín Codazzi, Director de la Comisión Corográfica, cuya llavería, diríamos hoy, fue Manuel María Paz Delgado, militar, cartógrafo y pintor, oriundo de Almaguer, en el hoy Departamento del Cauca, autor, entre otras cosas, de más de un centenar de láminas a lo largo de esa Expedición.

Entre los pintores caucanos de la Expedición Botánica se destacan Manuel José Jironza a quien según cuentan, Mutis llamaba “El maestro de Popayán”;   Feliz Tello, Nicolás José Tolosa y otro pintor que firmaba sus ilustraciones como N. Valencia.

El irónicamente llamado Pacificador Pablo Morillo envió a España múltiples cajones con especímenes e ilustraciones, y muchos años después le correspondió a otro científico caucano, Álvaro Fernández Pérez, reconstruir la descripción y catalogación botánica de cada una de las plantas dibujadas allí.

En tiempos más recientes llegaron a Popayán científicos que sembraron sus semillas aquí, como Friedrich Karl Lehmann Goldschmidt (1850-1903), padre de Federico Carlos Lehmann Mosquera, a su vez padre de Federico Lehmann Valencia (1914-1974), fundador del actual Museo de Historia Natural de la Universidad del Cauca y del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad del Valle.

Otro que llegó y dejó descendencia en Popayán, fue Enrique Hubach Eggers (1894-1968), quien se casó con Josefina Valencia y una de cuyas hijas, Erna Josefina Hubach Valencia, también es pintora de aves y de plantas, y cuya obra está pendiente de mayor difusión.

Otro científico que germinó y dejó frutos en Popayán, fue Kjell von Sneidern, quien también fue Director del Museo de Historia Natural de la Universidad del Cauca, hizo escuela y le entregó un importante legado científico a la región.

Dos científicos caucanos de la generación de Carlos Coronel, que no podemos dejar de incluir en esta incompleta enumeración, son Fernando Ayerbe Quiñones (1980), biólogo de la Universidad del Cauca, oriundo del municipio de Bolívar, hijo del pediatra y herpetólogo Santiago Ayerbe González, y autor de los textos e ilustraciones de la “Guía de la Avifauna Colombiana”, uno de los textos sobre la materia que hoy tienen mayor difusión nacional e internacional.

El otro científico de origen caucano de esa generación que voy a mencionar (no sin presentarles excusas a quienes se me quedan por fuera de esta enumeración), es Pablo José Negret Torres, hijo de la geóloga Patricia Torres y de Álvaro José Negret (naturalista en el sentido más integral de la palabra y discípulo del ya citado Álvaro Fernández Pérez). Pablo José representa hoy a nuestra región en institutos científicos del más alto nivel internacional. Volviendo a la generación anterior, el libro “Aves de Colombia amenazadas de extinción” (2001) escrito por Álvaro José Negret, está ilustrado por Patricia, Jaime, Mario y Manuel Ramirez, artistas cuya obra también es digna de mayor difusión.

Esta larga introducción solamente para mencionar que si cualquiera de esos exploradores que mencioné al principio, hubieran conocido la obra de Carlos Coronel Hernández, lo habrían incorporado sin duda alguna a sus respectivas expediciones. Nunca está de más contar con un buen abogado, más aún con uno como Carlos, que ha puesto su inteligencia creativa y sus pinceles al servicio de las plumas de las aves que hoy se encuentran en este salón que y que se llevan a volar con ellas a quienes visitan esta exposición.

Imagen Pinceles al servicio

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Sobre Carlos Coronel

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Carlos A. Coronel H. Abogado ecuatoriano-payanés en ejercicio asesor y docente universitario. Admirador y amante de la naturaleza y la vida. Desde chico protector de la vida animal. En el dibujo y la pintura autodidacta en diversas técnicas y motivos sin temor a experimentar nuevos caminos. Retomo esta actividad en el 2022 luego de más de 30 años de haberla dejado. Este episodio me ha deparado grandes satisfacciones personales, entre otros, por el encuentro de las temáticas de las aves

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